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12-12-2022
Cada año se producen en todo el mundo alrededor de 300 millones de toneladas de plástico. Una parte importante de esta cantidad acaba en los mares y océanos, afectando a cerca de 700 especies marinas. Según diversas organizaciones de conservación oceánica se ha encontrado plástico en más del 60% de las aves marinas y en el 100% de las tortugas marinas. Partiendo de este contexto el equipo del Proyecto Piloto de Escuelas Bajas en Carbono EU-Humana Yunnan han llevado a cabo una actividad de sensibilización, basada en la premisa de ‘Cambia residuos plásticos por manzanas’.
La Fundación Pueblo para Pueblo desarrolla este proyecto en China desde 2020, con la financiación de la Unión Europea y la colaboración de un destacado grupo de organizaciones locales.
En la actualidad, billones de microplásticos navegan por los océanos. Se han encontrado fibras plásticas en el pescado que se vende en los mercados del sudeste asiático, el este de África y California. Según un estudio de la Fundación Ellen MacArthur entre 5 y 13 millones de toneladas de plástico ingresan en los océanos cada año. Además, estima que en 2050 el peso de los desechos plásticos en los océanos sumará más que el peso de los peces.
Llamada la acción para conocer la importancia de la reutilización y el reciclaje
El equipo del Proyecto Piloto de Escuelas Bajas en Carbono se planteó la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos movilizar a los jóvenes para que participen en las actividades de reciclaje y reutilización y concienciarlos sobre la importancia de promover la segunda vida de los objetos? Para tratar de responder a esta pregunta, plantearon la siguiente acción entre varias escuelas de infantil, primaria y secundaria en Kunming: cambiar botellas de plástico que ya no utilizas por manzanas.
Esta llamada a la acción pretendía promover la recolección de botellas, bolsas, cartones y otros residuos reciclables para intercambiarlos por manzanas, a partir de la siguiente equivalencia: 1 pieza de fruta por cada 3 botellas o residuos reciclables recuperados.
Con ello, los estudiantes aprenden qué es un residuo reciclable, obteniendo una recompensa tangible, en forma de fruta. Al mismo tiempo, se favorece entre el alumnado un estilo de vida bajo en carbono y, de este modo, se ayuda a mitigar las consecuencias del cambio climático. Otro de los beneficios logados procede de la venta a gestores autorizados de los residuos reunidos: con ello se obtienen recursos para adquirir sumideros de carbono a través de la Plataforma de Carbono Yunyou y así apoyar la campaña "Green Power - compensación de la huella de carbono - ayudando a la lucha contra la pobreza".