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10-09-2015
Con un simple gesto, el de dar una segunda vida a tu ropa usada, colaboras en la lucha contra el calentamiento global.
El consumo textil es responsable de entre un 2% y un 10% del impacto medioambiental total de la actividad del hombre. Aún más: el 11% de las emisiones de CO2 atribuido a cada hogar del mundo occidental se debe a la fabricación y distribución de prendas de vestir y calzado. Consecuentemente tienen un enorme peso en el calentamiento global.
El textil usado que depositas en nuestros contenedores o que donas en nuestras tiendas tiene dos destinos. El 70% se clasifica en nuestras plantas y, el resto, se vende a empresas de reciclaje, dado que no tenemos capacidad para clasificarlo.
Preparar para la reutilización
El 59% de la ropa y el calzado clasificados son preparados para la reutilización. Al reutilizar la ropa, no compras nuevas prendas, con lo que ayudamos a disminuir el consumo de materias primas. El 35% está formado por material cuya calidad no permite que tenga una segunda vida, pero cuyas fibras pueden ser aprovechadas por empresas especializadas para la fabricación de otros productos. Con ello ayudamos, igualmente a reducir el consumo de materias primas.
El 2% es material, a priori, inservible porque no se puede reutilizar ni reciclar, pero del que somos capaces, con la ayuda de entidades especializadas, de obtener energía. El 4% restante es producto inservible, por lo que es enviado a los centros de tratamiento de residuos, evitando así que sea vertido de modo incontrolado.
Parece claro por tanto que fomentando la reutilización y el reciclaje textil colaboramos activamente en la lucha contra el cambio climático. Además, los recursos logrados con este proceso de valorización, permite llevar a cabo programas de sensibilización, ayuda social y agricultura social en España, y de cooperación al desarrollo en África, América Latina y Asia.