La importancia de seguir al lado de las comunidades del Sur

03-04-2020

África se prepara para comprobar cuáles son los efectos reales de la pandemia en el continente.

A favor de los países africanos juega el hecho de contar con gran experiencia a la hora de combatir otras crisis sanitarias, como la causada por el virus del ébola. La media de edad de la población es muy baja, lo que invita a pensar que puede ser más resiliente al virus del COVID-19. Además, se sigue especulando con el hecho de que en áreas con climas más cálidos, la propagación se ralentiza.

En contra de África juega un sistema sanitario muy débil, sin apenas medios humanos y técnicos. Además, múltiples zonas están ya castigadas por otras pandemias, como el VIH, la malaria y la tuberculosis, lo que coloca a una parte de la población en situación de mayor vulnerabilidad. El acceso a agua corriente es limitado para muchas comunidades, lo que supone un hándicap para garantizar la higiene de manos, tan necesaria para luchar contra la COVID-19 y otras enfermedades contagiosas.

ADPP Mozambique y las medidas preventivas adoptadas

En este complejo contexto, los socios de Humana en África siguen trabajando en la medida de sus posibilidades y teniendo en cuenta las restricciones de movilidad implantadas. En el caso de Mozambique, el número de casos sigue siendo relativamente bajo. No obstante, los efectos de la pandemia ya se están observando: pérdida de empleos, aumento de los precios de los alimentos y falta de acceso a agua y saneamiento.

ADPP Mozambique decidió tomar hace ya varios días medidas preventivas, cerrando temporalmente las escuelas que apoya, realojando a 2.000 estudiantes para facilitar el distanciamiento social, extremando las precauciones entre el equipo de la organización y entre las personas involucradas en los programas de cooperación. ADPP, asimismo, ha creado un comité en el que participan médicos y otro personal sanitario, para apoyar a las comunidades. La labor de ADPP, bien sea a través de su actividad de gestión y venta de ropa de segunda mano o de los programas de cooperación que implementa, involucra a cerca de 3 millones de personas.

ADPP ha hecho un llamamiento entre sus socios, donantes y simpatizantes para apoyar a las comunidades más desfavorecidas. En un país donde más del 90% de la población vive de la economía informal, en hogares sin acceso a agua potable y en condiciones precarias, es hora de trabajar más unidos y unidas que nunca.

En la medida de lo posible, las pruebas diagnósticas y los tratamientos contra el VIH y otras enfermedades contagiosas no deben detenerse, para amortiguar el impacto de la pandemia y no dar pasos atrás en la lucha contra dichas enfermedades. El impacto económico de la COVID-19 no puede perjudicar la nutrición de niños y jóvenes de comunidades cuyas condiciones de vida son ya de por si difíciles. El frágil tejido productivo generado en torno al comercio de ropa usada debe protegerse siempre que sea posible, para asegurar una vía de ingresos para muchas familias.

El equipo de DAPP Zimbabwe, por su parte, está desarrollando una campaña de sensibilización entre la población de algunos de sus proyectos de emergencia para concienciar sobre la importancia de adoptar medidas de prevención, reforzar la higiene y el distanciamiento social, para con ello frenar la propagación de la COVID-19.

Ecuador, trabajando al lado de las comunidades

En América Latina la situación también es de extrema gravedad. En Ecuador, la provincia de Guayas está viviendo días críticos. A pesar de ello, la voluntad de nuestros colegas de Humana Pueblo a Pueblo es seguir trabajando en aquellos proyectos en los que sea posible. Un ejemplo es el proyecto ‘Aumento de la capacidad de producción de cuyes con enfoque de cadena de valor de 250 agricultoras/es indígenas de Quisapincha, Tungurahua’, cofinanciado por la AECID. El personal de Humana Ecuador ha logrado un salvoconducto del gobierno local con el que, a pesar del confinamiento, puede desplazarse puntualmente para proseguir con la distribución de semillas para hacer crecer pasto que luego sirva de alimento a los cuyes. Siempre manteniendo estrictas medidas de protección para los trabajadores y la población. Aunque el equipo de trabajo está confinado, los beneficiarios son pequeños productores que tienen parcelas familiares donde siguen trabajando.

Paralelamente, ha llevado a cabo varias campañas de sensibilización via telefónica entre la población para ayudar a frenar la propagación del virus.

 

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