Emprendedores agrícolas en Mozambique

28-07-2016

Es un hecho que la agricultura puede reducir la pobreza dos veces más rápido que ningún otro sector. Y para que este avance ocurra la labor de los pequeños agricultores es básica. Pero también es cierto que esta labor está llena de dificultades ya que el acceso a los recursos básicos es complicado, los incentivos e inversiones no están desarrollados, los sistemas de almacenamiento brillan por su ausencia y el transporte es muy precario; las condiciones climáticas inestables tampoco ayudan.

Pero, pese a todo, las producciones familiares predominantes en buena parte del África subsahariana son del todo eficientes, lo que demuestra el tesón y tenacidad de estos emprendedores, que han elegido este medio de vida como casi único modo de labrarse un futuro.

Décadas junto a los pequeños agricultores

ADPP-Mozambique, el socio local de la Fundación en aquél país, lleva trabajando durante décadas con los pequeños agricultores rurales tomando como base la creación de agrupaciones de 50 miembros, que comparten los beneficios de trabajar en un pequeño grupo, que posteriormente se registra oficialmente como Asociación. Su eficiencia se basa en una gran disciplina, en el respeto a los cargos directivos y a la decisión mancomunada de sus costes e inversiones.

En el caso concreto de la Provincia de Cabo Delgado, al norte de Mozambique, gracias a una inversión aproximada de 150 euros por agricultor y año por parte de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID), podemos encontrar hoy en día multitud de asociaciones de este tipo, involucrando a miles de agricultores. Humana y AECID llevan trabajando ya varios años en la mejora y diversificación de las cosechas de pequeños agricultores y sus familias de esta provincia. En la actualidad, se está desarrollando la tercera fase de este proyecto, en el que participan 250 personas.

Diversificación de la producción, maquinaria básica y sistemas de almacenamiento

Gracias a la formación continua ahora no sólo cultivan cereales sino que han diversificado su producción y, por tanto, su dieta y su capacidad de hacer frente a incidencias climáticas o de otro tipo.

Además, poseen maquinaria como motobombas o motocultores que les facilitan la labor, que ellos mismos se ocupan de mantener en buen estado o reparar. Igualmente, disponen de almacenes básicos donde guardar parte de su producción para venderla en condiciones ventajosas en épocas de escasez, o mecanismos simples de transformación de productos que aseguran una mejor conservación y mayores posibilidades de venta.

Es posible afirmar que ha merecido la pena ver evolucionar a agricultores de subsistencia a agricultores que hoy por hoy generan una producción de cereales y hortalizas suficiente para nutrir a sus familias y además obtener unos rendimientos económicos que les permiten hacer frente dignamente a una vida llena de dificultades.

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