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25-02-2016
Nuestro socio local ADPP-Mozambique ha desarrollado el programa de Centros de la Comunidad para el Desarrollo de Competencias, en los que se han graduado 3.859 estudiantes; el 86% ha logrado un empleo o puesto en marcha su propio negocio.
A pesar de tener una de las economías más dinámicas de África, el Índice de Desarrollo Humano de Mozambique le sitúa como el 178 entre 187 países. El alto crecimiento de PIB de la última década no se ha distribuido de manera equitativa, provocando una creciente desigualdad.
El nivel educativo del país sigue estando entre los más bajos del mundo. Aproximadamente 350.000 jóvenes se incorporan al mercado laboral cada año, pero la empresa privada sólo es capaz de crear 18.000 puestos de trabajo. El crecimiento de la economía sumergida, combinado con un sector privado débil y bajos niveles de educación han contribuido a que una parte de la población esté formado por jóvenes sin apenas habilidades.
Cuatro Centros de la Comunidad para el Desarrollo de Competencias
Durante los últimos 33 años ADPP-Mozambique, socio local de Humana Fundación Pueblo para Pueblo, ha apoyado y promovido la educación para el desarrollo del país. En respuesta a los crecientes problemas relacionados con el desempleo y la falta de capacitación por parte de la fuerza de trabajo de Mozambique, en 2012 la organización comenzó un programa de tres años de duración, denominado Centros de la Comunidad para el Desarrollo de Competencias (CCDC), con el respaldo de la Unión Europea.
El objetivo del proyecto era estimular la creación de empleo a través de la realización de cursos de formación profesional acordes con las necesidades del mercado laboral en ese momento, en las provincias de Chimoio, Maputo, Nampula y Sofala. El objetivo al inicio del programa era capacitar a 3.500 personas para ayudarles a encontrar un empleo o para establecer sus propios negocios a través del acceso a microcréditos.
Al finalizar el programa, un total de 3.859 estudiantes (996 mujeres) se han graduado en 12 cursos diferentes a través de los cuatro centros. El 35,5% de los graduados ha obtenido un empleo en las empresas donde había completado su formación práctica, y el 51% ha iniciado su propio negocio. Los centros impulsan, además, actividades para generar ingresos con los que ayudar a mantener asequibles los precios de los cursos.
Nadia Tomás, ejemplo de autoempleo tras su formación
Nadia Tomás, de 30 años de edad, es una de las graduadas. A pesar de los recelos que despertó al principio por el hecho de ser mujer, esta madre soltera con dos hijos, completó un curso de pintura en 2013, obteniendo el grado superior. Nadia afirma que "el curso me gustó tremendamente". Al finalizarlo, decidió poner en marcha su propia empresa, logrando su primer contrato con un hombre de negocios local para pintar una de sus tiendas. "Y al ver el buen trabajo que hice, firmamos un contrato para el resto de sus establecimientos, y dio a conocer mi trabajo entre otros potenciales clientes”.
Con el paso de los meses, Nadia ha logrado expandir su negocio, dando empleo a un antiguo compañero de clase, llamado Manuel. Uno de sus últimos contratos logrados por esta prometedora empresa de pinturas ha sido por un importe de 1,2 millones de meticales (unos 22.600 € al cambio). "Estoy muy agradecida por la oportunidad de hacer el curso y el apoyo que he recibido de mi familia."