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22-09-2021
Reducir las emisiones de carbono de un centro escolar no es tan difícil como parece. Let's Go Zero aglutina a las escuelas de Reino Unido que quieren convertirse antes de 2030 en centros cero emisiones. Se trata, por ello, de todo un referente para las entidades que participan en el Proyecto Piloto de Escuelas Bajas en Carbono que la Fundación Pueblo para Pueblo desarrolla desde el año pasado en la provincia de Yunnan, en China, con la financiación de la Unión Europea y la colaboración de un destacado grupo de organizaciones locales.
Alimentación en las escuelas
Introducir cambios en los menús escolares es igualmente positivo a la hora de reducir la huella de carbono de las escuelas. La North London Collegiate School, por ejemplo, se ha unido al Movimiento No Beef, eliminando de la dieta de sus alumnos y alumnas la carne de vacuno y cordero, debido al impacto ambiental que tienen. El centro fomenta un menor consumo de carne colocando las opciones vegetarianas en los primeros lugares del menú.
El desperdicio alimenticio es otra de las claves en este sentido. Margaret Land, ex directora de la St Francis Xavier de North Yorkshire, explica que ‘el primer año que decidimos medir ese desperdicio, descubrimos que tiramos la asombrosa cantidad de 5 toneladas de alimentos. En el segundo año, la cifra descendió a 4 toneladas. Para lograr este descenso fue crucial involucrar a los propios estudiantes’.
Espacios verdes
En la St Francis Xavier son conscientes también de la importancia de proteger la biodiversidad y crear espacios verdes, tanto para favorecer la lucha contra las consecuencias del cambio climático como para potenciar el bienestar de la comunidad escolar. Por ello, cuenta con un plan para constituir un corredor verde alrededor de las pistas deportivas. Se trata de un camino natural, accesible para las personas con algún tipo de discapacidad, en el que se potenciará el desarrollo de la flora y la fauna locales.
Gestión de residuos
Involucrar a la comunidad escolar en la gestión de residuos es otra manera de promover la sostenibilidad del centro. En el caso del King's Academy Ringmer, cada año logran recoger de modo selectivo para su posterior reutilización o reciclaje 110 toneladas de desechos, entre papel, cartón, envases, plásticos, ropa, aceite, cartuchos de impresora y teléfonos móviles. Además, trabajan en la reducción del uso de papel, asignando a cada estudiante la cantidad que puede consumir mensualmente.
Transporte: mejor en bicicleta
El transporte entre los domicilios de los estudiantes y profesores y la escuela genera importantes emisiones. Por ello es esencial potenciar el uso de bicicletas, mediante campañas de concienciación, la instalación de zonas específicas para aparcarlas en los colegios y el trabajo conjunto con los ayuntamientos para la peatonalización de las calles cercanas a los colegios y la creación de carriles bici.
Proveedores más sostenibles
Dentro del mix de carbono de las escuelas, una parte importante corresponde a los bienes y servicios que adquiere. Por ello, es fundamental trabajar con los proveedores habituales, para que reduzcan el empleo de materiales de un solo uso, la compra de productos reciclados y de los mercados de proximidad y la contratación de personal de la zona.
Plan de acción, sentido común y participación activa del alumnado
En definitiva, lo importante es disponer de un plan de acción que incluya todos estos elementos. Contar con la ambición suficiente y un compromiso claro son, asimismo, los primeros pasos para descarbonizar una escuela. Tal y como explica el propio Green, ‘la sociedad puede tomar multitud de medidas para marcar diferencias significativas simplemente utilizando el sentido común. En el caso de los estudiantes, es muy útil que comprendan el porqué de estas medidas y el beneficio que suponen para el conjunto de las personas’.