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18-12-2015
Humana Fundación Pueblo para Pueblo aplaude el acuerdo alcanzado en la Convención Marco sobre el Cambio Climático durante la Conferencia de las Partes organizada en París. No obstante, es necesario estar muy pendientes de que lo acordado se materialice en hechos, medidas y fondos concretos, con un horizonte temporal inmediato.
El acuerdo de los 196 países firmantes, entre los que se encuentran Estados Unidos y China, dos de los principales responsables de las emisiones que provocan el cambio climático, establece el objetivo de lograr que el aumento de las temperaturas se mantenga bastante por debajo de los dos grados centígrados y compromete a los firmantes a "realizar esfuerzos" para limitar el aumento de las temperaturas a 1,5 grados en comparación con la era pre-industrial.
Revisiones no vinculantes
El texto compromete a llevar a cabo revisiones cada cinco años para seguir el progreso en las reducciones de emisiones. No obstante, estas revisiones no son legalmente vinculantes así que no habrá consecuencias para los que no las llevan a cabo. Es más, esos compromisos todavía podrían provocar un calentamiento global de como poco 2,7ºC.
El éxito del acuerdo se juzgará en base de las acciones que adopten la sociedad civil, el sector privado, los gobiernos y otros actores importantes en los meses y años que vienen. Esto incluye unos pasos muy complejos como cortar las subvenciones para los combustibles fósiles e impulsar la independencia del carbón hacia las inversiones más limpias y las economías más ecológicas. Pero hay que hacerlo porque el coste de la inacción lo pagan las comunidades más pobres y más vulnerables.
Petróleo y carbón
El problema es que en 40 páginas de convenio no aparecen ni una sola vez las palabras petróleo, carbón o combustibles fósiles. James Hansen, uno de los primeros científicos que pusieron sobre la mesa el problema del cambio climático, cree que el acuerdo es un ‘fraude’, puesto que mientras consumir combustibles fósiles sea más barato y sencillo que promover las energías renovables, se seguirán quemando por parte de algunas potencias económicas. Aunque es cierto que el acuerdo reconoce “la necesidad de promover el acceso universal a la energía sostenible en los países en desarrollo, en particular en los de África, mediante un mayor despliegue de energía renovable”.
Por otro lado, los analistas destacan que los cambios efectivos en las políticas nacionales probablemente no empezarán hasta dentro de unos años, posiblemente, más allá de 2020.
El compromiso de Humana
Humana se compromete a jugar su papel en esta transición. Ello se refleja en nuestros programas de cooperación: en primer lugar, en relación a la mitigación de las emisiones de gases invernadero y la degradación medioambiental, especialmente en los proyectos de agricultura y desarrollo rural; y en segundo, asegurando que las comunidades vulnerables pueden adaptarse a sus condiciones cambiantes.
La agricultura es un pilar de muchas comunidades en los países en vías de desarrollo: es la base de la seguridad alimentaria, la nutrición y los ingresos para muchas personas; es un sector que puede y debe mejorarse para evitar el agotamiento de los recursos naturales y minimizar las emisiones de gases. Las comunidades deben tener acceso a la información, habilidades y recursos necesarios para adaptarse a las condiciones cambiantes de forma eficaz y culturalmente adecuada.
Fondo de 100.000 millones de $
No hay que olvidar que alcanzar este acuerdo ha supuesto más de dos décadas de negociaciones, desencuentros, conferencias y tratados semi fallidos. Más de 20 años en los que los efectos del cambio climático se han acelerado, con consecuencias muy graves para el Planeta, sobre todo para los países en desarrollo, materializadas en sequías pronunciadas, inundaciones yfenómenos climáticos inusuales. Todo ello ha supuesto un fuerte impacto en las condiciones de vida de las comunidades más desfavorecidas.
No obstante, “el Acuerdo de París establece un nuevo objetivo colectivo cuantificado que será como mínimo de 100.000 millones de dólares anuales, teniendo en cuenta las necesidades y prioridades de los países en desarrollo”. Esta ayuda debe llegar antes de 2020 para ayudar a los países menos ricos en sus esfuerzos de mitigación y adaptación. Es esencial que ese compromiso económico se torne en medidas concretas y efectivas para estos países, los más castigados por las variaciones climáticas y los que menos recursos cuenta para frenar sus consecuencias.
Ratificación y entrada en vigor
En cuanto al calendario de acción, el acuerdo “Invita al Secretario General de la ONU a que convoque una ceremonia de alto nivel para la firma del Acuerdo el 22 de abril de 2016”. Es decir, que al menos hasta esa fecha el acuerdo no estará rubricado al cien por cien. Para que sea firmado formalmente y entre en vigor, no menos de 55 Partes en la Convención, cuyas emisiones estimadas representen globalmente un 55% del total mundial de gases de efecto invernadero, lo hayan ratificado.
Está claro, igualmente, que para frenar las consecuencias del calentamiento global, se debe promover modelos de consumo responsable y sostenible, en los que la economía circular y la reutilización, incluida la reutilización textil, sean básicas.